Yo, antes de ti
Sin trivialidad.
Sin divagaciones metafísicas.
Sin nada más que buscar explicarme un sentido.
De mí para mí, especie de jaculatoria (que no oda hedonista), me pongo a pensar en lo que he sido y he hecho en ese tiempo previo, antes de ti.
Porque si he sido y he hecho pero, qué más?
Yo antes de ti, existía; y aunque la existencia es oro puro a pesar que ni siquiera lo reflexionemos (solo lo damos por sentado), hay algo que se requiere siempre: una compañía, pero no cualquier compañía, no la que es «premio» de consolación o porque «ya ni modo» o «que otra», sino aquella a la que se aspira con devoción suplicante de concretar los anhelos y suspiros a veces entrecortados.
Y es que, como Diógenes con su lámpara, casi todos vamos buscando a esa persona que nos haga estar bien y donde plenamente seamos nosotros desnudos de todo y entregados de lleno.
A veces solo transcurre el tiempo y sencillamente no se halla a quien integrarnos o vamos fantaseando en quimeras en las que únicamente vaciamos el ser y nos vamos difuminamos hasta casi ya dejar de ser…
Así que, sobre esa premisa, yo antes de ti, era, estaba, existía, hacía y llevaba una vida…pero sin ti.
Llegaste y seguí siendo, estando, haciendo, existiendo (disculparás la «gerundización» in extremis, excesiva pues), pero a partir de ti, fue diferente, con todo, disfrutable y sin exagerar, gozoso.
Esa es la diferencia entre el antes de ti y después de ti: sencillamente tú.
Y es que no solo llenas mi vida desde que estas, estamos, porque es diferente en función a compartir, vivir, hacer, estar y todo eso en acción continua, es decir «gerundizando» contigo.
Es en ti que está la diferencia, porque me satisface darte lo poco o mucho que tengo y tú aceptarlo como es y agradecerlo por el simple hecho que viene de mi, por ser quien lo da y con ello (creo, espero) hacerte en algo feliz, que si bien la felicidad no nos la da nadie, proviene o no solo de nosotros mismos, si es motivante el coadyuvar en algo a fomentar la de alguien más y ser participe, dando, de ese estadio lo que a su vez me hace feliz.
Dar enriquece, es cierto y cuando se da a quien se ama, se sublima el propio ser en forma inefable.
Estoy, gracias a ti, en limerancia: siento una extrema alegría cuando estás a mi lado y una enorme tristeza en tu ausencia.
No lo puedo ni quiero evitar.
Eres mi Epifanía.