De esas veces que se inicia el día (es un decir) a las 3:40 de la madrugada y comienza la actividad cual si fuera media mañana en hora tan nocturnal, donde todo en derredor esta callado y obscuro.
Son instantes en que se refleja el ser completo y se hace largo el tiempo que transcurre entre una inhalación y su respectiva exhalación, y los leves movimientos con que se inicia la actividad, se van tornado cada vez más entonados para ir dando ritmo al entorno y con ello al propio ser.
Transcurren los ires y venires, primero en la mente, luego se acompaza el cuerpo para armonizar el ente completo.
Se pasan los segundos, se vienen los momentos y en el interin quedan los pensamientos entre cortados para ir por un lado coordinando la moviliad y por la otra generando las conecciones que me hagan operativo, mientras divago en la nada.
Es como ser astronauta y andar en el espacio con una gravedad que apenas se percibe y en la que el traslado es todo un tema pues no hay soporte ni punto de referencia y además estoy en el lado oscuro en el que se tapa por completo el astro.
Esto de despertar tan a destiempo y desfazado hace que se torne complicado todo y seguro así será también el devenir que se irá aconteciendo a lo largo del día, teniendo el letargo de un no dormir bien, un iniciar y saber que viene una jornada larga con diferentes tareas que hacer.
Iré paso a paso, con un afán sin grandes pretensiones -ni las requiero, ni las espero- y en cada empresa, tener cuidado de ir trabajando con esmero pero con la calma suficiente para lograrlo y no fallar en varios vanos intentos.
Hay cansancio, pero no faltan ganas.
En fin…