Y no me acordé de ti.

Por olvidar tu ausencia, voy desapareciendo 

Un aniversario más de tu partida, hoy 16 de abril, y no me acordé

Se repitió la historia de aquel día, de hace 26 años

Quizás fue mi manera, sin saberlo, de recordar o de esconder, no lo sé, tu muerte, mi pérdida.

Recuerdo que te fuiste al filo de la 1:00 pm. Yo, estaba trabajando en unas actas de fusión, inmerso en ello, recibí varias llamadas de mi hermana, las cuales no contesté, pensando erróneamente que me buscaba para pedir, como casi siempre, algo. Me molestaba la sola idea que me interrumpiera cuando me encontraba absorto, ocupado en el trabajo.  

No le contesté las varias veces que me llamó, expresamente le solicité a mi asistente que no me pasara las llamadas.

Seguí trabajando.

Momentos después, alguien tocó a la puerta de mi oficina, donde estaba encerrado, para que nadie me interrumpiera. Molesto grite que pasara. Titubeando, esa persona me dio la noticia de tu deceso. 

Me quedé callado, no sé si segundos o minutos, asimilando la noticia; luego, me puse a dar instrucciones y órdenes, para salir corriendo.

Y, hoy 16 de abril, no me acordé de ti. 

Este martes 16,  regrese de dar mi clase matutina en la universidad a la casa para desahogar pendientes y después de desayunar me metí al espacio que tengo, como oficina, para comenzar a trabajar. Me concentré hasta ensimismarne por completo en mi labor.

Como a la 1:00 pm, revisando un libro y viendo una ley, se me vino de improviso, no sé dónde, un recuerdo de un viaje a San Antonio, pero que por alguna razón nos quedamos en San Luis Potosí; no llegamos a nuestro destino y nos regresamos a México. 

La imagen que me apareció en el pensamiento, de algo que ahora no recuerdo, pero que de tan bonito, me dieron ganas de llorar en ese mismo instante.

Me contuve. Apenas se me llenaron de agua los ojos, pero no derramé lagrimas y seguí trabajando. 

No supe reconocer el porqué y ni así me acordé hoy de tu muerte.

Terminé, iba a comer pero no tenía hambre, me salí de la casa rumbo a la universidad, para una reunión y luego a dar clase de la tarde.

Concluí la clase y regresé a casa ya sin luz de día. 

Por un mensaje que recibí, de quien si se acordó y me escribió por ello, “supe” lo que no recordé: que hoy cumplías un aniversario más de que te fuiste.

Me di cuenta de mi dislate; me pesó no recordar el día que nos dejaste.

Confieso, que no sé si me dolió mi descuido hacia ti, como mi error o si me estoy dando cuenta que al difuminar tu ausencia, estoy perdiendo mi ser y ambas, como sea, me dan miedo.

Olvidarte es olvidarme. Es dejar de ser, es perderme en el transcurso del tiempo que, aunque así sea la realidad, el hecho de concientizarlo, es saber que no hay, ni habrá algo más, es decir, la nada.

Y duele.

Pero de regreso a mi duelo por tu pérdida y por olvidarme de tu ausencia, te digo, espero que me escuches, me leas o me veas, se me agolparon los recuerdos de como me enteré de tu muerte y hoy martes 16 de abril, a la misma hora del jueves 16 de abril de 1998, me enteraba de tu deceso. Me vino un recuerdo de un tiempo ido, de lo muchos que pasamos juntos.

Lamento, de corazón, no haberte recordado.

Sólo quería que lo supieras a manera de confesión y disculpa 

Te quiero, papá.

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