Quisiera escribirte un poema, 

pero, a duras penas, 

como si mi diestra anquilosada, susurrara en medio de la nada,

parece que mal burilo en el papel la talla de pésimas letras, 

justo como cuando en medio de una tolvanera se vuelca todo y revolotea sin control, 

para llevarse todo lo que traigo dentro

y que, 

antes de poder siquiera decirlo, 

del sentimiento al pensamiento, 

se difumina en el viento; 

y cuando llega a mi mano ese mundo de bella simbología que te transmita mis deseos, 

para expresártelos en lindos versos, 

se evaporan 

y en su lugar se tornan, en tontas metáforas sin sentido

y lo peor,

sin poder transmitirte todo lo que por ti siento.

En mi mente transcurren, como en un paseo veraniego y se solazan, toda una cauda de hermosas alegorías jamás pronunciadas, 

que te harían sentir sublime, te sonrojaran para que supieras la maravilla que a mis ojos representas, haciéndote feliz y se rindiera cualesquiera duda que tuvieras,

pero al vertirlas a través de mis manos,

estás torpemente a penas si discurren en absurdas dicotomías sin sentido

que lo más que provocan es una sonrisa, pero no la alegría de amor en tu corazón.

Quisiera al menos musitar una oración que te sublimara e hiciera que te sintieras amada; 

en cambio, parece que solo se expresar frases de ocasión que sin razón,

divierten ora por chuscas ora por bobas y parece un chiste lo que no pudo ser inspiración.

Quisiera escribirte un poema,

pero vano afán

que se quema en el instante previo a siquiera ser aliento que llegara a ti.

En fin.