¡Claro que se puede platicar en silencio!
Entablar una conversación e incluso un diálogo.
De ahí la existencia de los libros, creación increíble que hace que la memoria, buena o mala, no se pierda o se piense que no existe.
Desde antes de la imprenta cuando la humanidad descubrió la escritura se dio a la tarea de preservar para quien viniera, continuara sobre lo ya hecho o lo modificara.
Nada más placentero que un momento a solas para gozar de la lectura; ese placer tan propio pero que puede ser compartido y disfrutado en esencia, den forma individual pero que se puede colectivizar y hacer sorprendentes milagros.
Leer nos descubre y transporta a lugares que no conocemos o no imaginábamos o bien que nos hace identificarlos más en pleno de como quizás los hemos ideado.
Leer, es maravilloso.
Leer, es un disfrute.
Leer, es sorprenderse.
Leer, es encontrarse.
Leer, es solaz.
Leer, nos transforma, para bien o para mal.
Leer, nos da conocimiento.
Leer, empodera a la persona.
Leer, nos puede hacer libres.
Leer, es escape.
Leer, es aprender.
Leer, es encontrarnos.
Leer, es extraviarnos.
Leer, es gozar.
Leer, nos crea imágenes.
Leer, nos provoca sentimientos.
Leer, nos da ideas.
Leer, nos da estructura.
Leer, nos confronta.
Leer, leer, solo nos gratifica, llena vacíos y nos hace volar sin siquiera movernos.
Leer, nos da cordura o nos abre la posibilidad a la locura.
En fin.