Ciclos van y vienen, cuál lavadora automática que una vez programada solo hace dar vueltas y vueltas a su contenido para que a través de la fuerza centrífuga realice su tarea.
Así en ocasiones transcurre la vida, pero a diferencia del enser doméstico, esos ciclos no giran entorno a un solo eje o como mula en noria no se estancan en el mismo lugar, al menos no e cuanto al tiempo, y aunque en ocasiones no lo parezca, son más bien torbellinos que avanzan, quizás hacia la nada, pero caminan.
Ayer concluyó un ciclo, hoy inicia otro ¿Qué cambio? En primer lugar, yo cambié no solo tenga más años, sino más experiencia y vivencias.
Es increíble como estando tan estáticos por la circunstancia, podemos no estar quietos que, aún sin movernos transcurren los acontecimientos, devienen diversos hechos.
Hoy, un primero de mes del segundo semestre del año, una breve pausa, para reposar ansias y ambiciones para luego continuar el trayecto. Bien dice el poeta que no es lo importante el destino sino los senderos por donde andas.
Así, inicio un nuevo menester en el cual afanarme en esta interesante travesía que es la vida misma, con no se cuantos acontecimientos por venir, pero siempre con un derrotero en mente, aunque en ocasiones haya que encontrar senderos para bordear obstáculos.
Siempre el menester por vivir, manifestado en tantas cosas sorprendentes, sin nunca buscarlas, bendiciones que acaecen y llegan pero nunca están por demás, ni se dan por sentadas, aunque siempre se agradecen.
Pues, nada, a iniciar esta nueva aventura, con esa pasión con qué me doy cuenta he hecho mi andar hasta ahora, sin preocuparme por el tal vez ni el quizás, encomendándome a una voluntad superior.
En fin.