De la nada, al olvido ¿Hay algo más allá?
No pretendo volver, ni regresar a un algo que ya no existe. Porque aunque eso fuera posible, una y otra vez tendería, en algún instante, a ya no ser.
He aprendido que una vez que se da la vuelta a la página, no hay más.
Solo me cuestiono qué vendrá a mi cotidiano acontecer. A partir de ahora, cuál sorpresa llegará.
Mientras tenga vida, habrá un tal vez, un quizás, a la vuelta de cualquier momento, que me dará un nuevo continuar.
No sé si en eso consista la vida conforme al sino que he ido forjando, mezcla de suerte, fortuna, anhelos que se van construyendo; y sí, claro, con esfuerzo y trabajo realizado.
Sin demeritar lo que he hecho, mucho del andar caminado ha estado lleno de eso que la vida me ha ido colmando: continuos y varios regalos.
En verdad proclamo:
¡He sido afortunado!
No importa lo que tenga o no, lo que posea o no, lo que me quede de vida ¿Cómo hacer entender que eso y yo mismo, así viva unos años más, es efímero en la eternidad?
Vanidad de vanidades, todo es vanidad*.
Son los varios gratos momentos que he tenido en diversas circunstancias y ocasiones, los que aún están. Son maravillosos porque permanecen en mí, están conmigo y los valoro.
Todo lo que ya no, personas sustancialmente, y en una escala muy menor bienes que ya no poseo, son ahora también recuerdos que llevo en mí y los atesoro como lo que fueron y que ya no están, porque como todo en la vida, inclusive las personas, no somos ni estamos para durar la eternidad a la que algunos adoramos en sus diversas presentaciones.
Todo tiene caducidad y lo que siempre queda y está, es tan solo la vida misma sin más.
Así que, hay que celebrar la vida a cada momento aún en las situaciones más complejas y difíciles porque en esos trances que son de sufrimiento se llega a encontrar el sentido mismo de lo que a cada quien nos toca vivir.
Quien sabe, quizás al estar conscientes en cada momento, en el continuo presente -qué es lo que en verdad tenemos y vivimos- es la forma en que los que no lo somos, participamos de eso a lo que llamamos eternidad.
En fin
* Eclesiastés.