¿Por qué luchar contra la muerte?
¿Por qué no aceptar el destino fatal?
¿No sería más fácil lidiar con lo inevitable en vez de engañarnos pensando, sintiendo que somos eternos y podemos vencer lo que es la fatal realidad?
Aceptar, sin más; dejar transcurrir, que fluya y suceda.
Aprovechar el instante del ahora.
Disfrutar o sufrir el preciso transcurrir de cada acontecimiento con todo; entregados en cuerpo y alma, intensamente; hacer lo que a cada quien nos corresponda sin perendinar, sin abulia, sin acedía, sin acidia, que no sabemos el tiempo que tengamos para hacer lo que nos corresponda.
No es ser determinista, ni fatalista; es ser realista.
Surcar la vida, como venga y asirla, afrontarla imbuirse de ella con todo el ser.
Darse con todo y entregarse hasta el agotamiento en cada situación, en toda circunstancia; aún cansado, aún fastidiado, aún hastiado…y solo continuar, de tal manera que, cuando llegue el momento, sin aferrarnos, solo despedirnos de los que se van; y, en el instante que nos corresponda, de los que se quedan, sea que nos podamos o no despedir; pues parece que a veces la muerte tiene prisa por sacarnos de la vida y llevarnos a lo ignoto del más allá.
Así sea…
Ojalá tenga el valor de encarar a la parca cuando sea el instante de seguirla a donde sea que me decida trasladar.
En fin.