En presente continuo

Miro en derredor y observo: con los hijos nunca se termina de aprender, de asombrarse de la vida misma, así como tampoco se termina de ser padre, aún y cuando sean ya mayores y nos den nietos.

Este viaje, llamado vida, es maravilloso y sorprende gratamente cada día, con situaciones tan novedosas que, con los hijos y los nietos, se van acrecentando de manera exponencial.

Es una satisfacción enorme, aunque dura labor, eso de ser padre, y es un continuo batallar en pos de la esperanza cotidiana.

En fin.

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