¿Por qué intento escribir?

Es verter el ser que se me desborda y exige salir (aún sea en forma atropellada y torpe) para no explotarme en las entrañas, para no perderme ensimismado en mí.

No es que busque realidades en la imaginación o ficciones que realizar; son las circunstancias que me apremian por salir y quedar plasmadas, como si con ello se apartaran de mí y fueran libres, con vida propia, para transitar por su cuenta y caer en distintos lares a fin generar, a su vez, otras realidades.

Hay un poco de todo. Escribir es vida: es crear, es realizar, es catarsis, es encontrarse, es conjugar, es describir, es conjurar, es narrar para buscar, para encontrar, para ubicarse en entornos que se presentan como lo que son: circunstancias y situaciones ora anheladas, ora inesperadas cual juego aleatorio que sin saber se está jugando.

Es la propia vida, aquiescencia que me da la pauta e inspira; materia y contenido; continente y camino. Experiencias propias o vistas o leídas o escuchadas por quienes las narran.

Dibujar con letras, tratar de enlazar conceptos que sean vistos, escuchados, como si fueran libretos que cobran vida en la imaginación de quien los lee y producen sus propias imágenes a partir de mis palabras.

Escribir es lanzar mi ser al viento y estar en todas partes para ser asido por quien quiera, a su vez, echar a volar sus propios anhelos.

En fin.