Rareza la de los sueños que me llevan a caminar, a partir de la nada, a remotos confines que me son ajenos, pero donde me plantan como una realidad vivida.
Andar por territorio de sueños, es perderse en extraños lares que de tan absurdos se hacen familiares; como si por estar, me fueran conocidos, aunque jamás los haya visto y me impregno de ellos, me mimetizo buscando sin saber qué, lo que, por supuesto, no encuentro.
Imágenes raras, únicas que hacen que sea veraz lo que solo sueños son.
Quizás los ecos de la vida, de dos que no escucho mientras estoy despierto, son los que se transforman y animan en mis sueños.