Te conozco de lejos, pero te siento tan cerca, en verdad te percibo que, prácticamente, te toco con el pensamiento.
Me arrancas suspiros.
Frágil y fuerte.
Toda una amazona y a la vez tan exquisitamente frágil que parece de cristal.
Tan sutil y de exquisita presencia.
Imponente por su carácter, suave y tierna cuando está en confianza, encantadora en su andar.
Un hadita que se mese al vaivén del viento; acompasada creando melodías al aletear sus alas.
Tu sonrisa, campanitas repiqueteando al aire.
De grácil figura que me enloquece y provoca febriles desvaríos.
Tus ojos fulgurantes ventanas de su alma, tan radiante, que iluminas mi camino desde que te encontré, hallazgo circunstancial.
Eres tan plena que me relajas y aquietas, a la vez que me haces estar impávido frente a lo que pueda venir.
Me emocionas, me haces vibrar, me ilusionas, me das vida.
Le urges a mi ser para poder estar bien y estarlo, es estar junto a ti.
Transcurre el tiempo y parece que está estático porque estás tú, anhelada pero ausente junto a mí.
Ya será y mi vibrar será al unísono una misma sintonía de dos.
En fin.