Decisión incierta

Me dijo que sí.

Tuvo el valor pero al tomar conciencia, se echó p’atrás.

No la recrimino; entiendo su proceder.

Eso de lanzarse a la aventura como si arrojarse al vacío se tratara, con toda la carga de realismo y sensatez que tanto pesan, es enorme fardo que de tanto cargarlo e intentar soltarlo, asusta a cualquiera quitarse ese lastre.

Pero al menos ya tuvo un rasgo de atrevimiento y ese gran paso es un comienzo.

No siempre se aparta uno de la madriguera a la primera.

Estar afuera, asomarse a la inmensidad aunque haya sol, asusta de solo pensar donde se estará al llegar la oscuridad de la noche y esa incertidumbre crea zozobra.

Pero se atrevió, por un retador instante, a ser ella, valiente y temeraria, afrontando lo que la vida le depare…para luego preferir ya no.

Las cosas no se pueden apresurar ni forzar.

Quizás nada se concrete y no haya siquiera la oportunidad de un tal vez, pero el que ella se permita a sí misma un ¡Va! del que de inmediato desistiera, habla de lo que es capaz si tan solo se atreve a cruzar su Rubicón, su Jordán…

Dios dirá.

En fin.

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