El reloj de la esquina marca las horas con un andar musical que hace que el tiempo se escuche agradable al pasar.
Cantarín repiqueteo, armonioso por demás, deleita con sus campanas el transcurrir continuo de lo que mide y ya no será.
Así va la vida sin detenerse jamás.
Así se nos pasan los momentos que estamos juntos y no volverán sino como nostalgia que los recuerdos, como olas acariciando la mente, de vez en vez traerán pero nunca se quedarán.
En fin.