En plena era que estamos tan cerca y rápido como queremos nos convertimos en seres de antaño, que nos escribimos para comunicarnos.
Cada palabra que te dedico es un tocarte suavemente, cada frase una caricia, cada párrafo un beso tierno o apasionado y cada escrito terminado que te envío una manifestación de cómo hacerte el amor de tantas maneras que de ninguna otra forma pudiera hacerlo mejor.
Sin embargo, amarte a la distancia, para sentirte y saciar mi ímpetu, me desborda y hace que me ahogue en mis palabras, pues me doy cuenta que tú destinataria de mis amores, eres quimera, producto de mi imaginación.
Miro lo escrito, vuelvo a leer; observo, no soy más que yo visualizando una vana ilusión.
No existes más que en mi sentimiento, una especulación.
En fin.