Y transcurro en el inquietante dilema:
decirte lo que por ti siento, que te enojes
y esto termine
o me quedo callado rondándote esperando en la incertidumbre por una imposible oportunidad.
¿Qué es menos peor, el golpe contundente de un ¡No! o la zozobra de la duda perpetua esperando una mínima posibilidad?
Bien se dice que mata más la duda que el desengaño,
pero,
es acaso tanto lo que te anhelo que no sé si prefiero el acaso,
el quizás
de algo que nunca se dará,
a enfrentar qué ya no me hables más.
Cavilaciones que atormentan, cuando con un si,
todo sería tan diferente,
verías que es algo hermoso
poder juntos estar.
El vacío de la insoportable espera sin afán duele tanto que quema el alma mientras el cuerpo se congela a la intemperie en el diluvio que manifiesta lo que llora el sentimiento.
Solo suspiro,
ahogando
callado
todo lo que te quiero expresar.
En fin.