¿Qué es mi soledad sino tu ausencia?
Ayuno de ti,
de tu presencia,
nada me alimenta.
No encuentro qué nutra mi alma, vacía de tu permanencia.
Te has llevado hasta los recuerdos,
no hay nada.
En el día,
con sol a plenitud,
no hay calor,
ni con su luz,
siquiera hallo mi sombra;
los nublados se amontonan;
por la formación de suspiros acumulados que los conforman;
por la tarde,
ni rastros de mí,
de mi existencia;
por la noche,
no tengo ni luna, ni estrellas,
ni el silencio oscuro me aquieta.
Nada hay en tu ausencia.
Vago en lo cotidiano,
ausente de todo,
incluso de mí,
por no estar tú,
por no estar en ti.