Plañidero: hoy, solo lamentos*

Inquietudes del alma qué transita andantes batallas continuas que no permiten su tranquilidad.

Momentos aciagos que no cesan ni dan oportunidad siquiera de breve reposar.

Movimiento continuo que altera planes y caminos, que no buscan salir sino dejar de estar.

Nada hay más que ardua jornada que no permite ya ni un momento de pesar.

Ni siquiera hay lamentos, ni lágrimas en los ojos secos.

Y así transcurre la existencia en esa bastedad desoladora y candente.

No existe siquiera refugio que aunque sea un instante permita reponer fuerzas ya no para seguir, ni soportar.

Así van transcurriendo los días en el desértica ausencia; tan cansado, ni siquiera hay voz que clame auxilio en ese profundo espacio en que se está.

El cuerpo reseco, la piel pegada a los huesos y el hilo de vida que ni siquiera se escapa para permitir descansar en paz.

En fin.

* Como se dice: Lo siento, pero no lo siento…

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