Somos notas del destino, a penas líneas del borrador de un ensayo trazado en la inmensidad de la vida…
En efecto,
pero al fin,
una sola nota
o aunque sea la mínima letra o aún palabra bien ubicadas,
hacen que este mundo este en sintonía o por el contrario,
desafinado desentone.
Lo que es peor, átona situación en la nada.
Cada uno hacemos la diferencia, si así lo queremos, en lo cotidiano, en nuestra pequeña y personal parcela ubicada en la inmensidad de lo humano.
Nada somos, y a la vez,
cada uno,
somos el todo que, pequeñas piezas de un infinito rompecabezas integramos una maravillosa totalidad.
Ideas, inmersas en un atardecer sonorense.
En fin.