Me hace falta yacer con mujer tibia que cobije mis denuedos,
sacie mis ansias,
satisfaga mis urgencias,
apacigüe mis anhelos…
Y luego,
plácidos,
calmos,
después de complacernos,
dejar transcurrir las horas,
hasta que, de tanto abrevarnos, comiencen los bríos, y
empaparnos de nuevo…