Te he ofendido en mi obrar; más, en mi silencio.
Abundarán los reproches aunque no hubo intención de ofender; el hecho es, no hay justificación.
¿Hasta dónde la magnanimidad?
Lo desconozco.
No es cuestión de probar límites sino de no lastimar.
Y el amor, a pesar que no se desea, hiere.
Este último día del año, fin de ciclo, momento para disculparse por el daño causado.
Un acto de contrición desde lo profundo del alma y decir, decirte: ¡lo siento!
Espero me perdones.
En fin.