Empaparme en tus varios encantos: ¡el paraíso!
Me encantas.
Hacerte reír, me alegra.
Besarte, me sublima.
Tocarte, me embelesa.
Mirarte, me solaza.
Sentirte, me estremece.
Escucharte, me deleita.
Respirarte, me oxigena.
Leerte, me ilusiona.
Recorrerte, con ojos, manos y boca, me provoca.
Dormirte, me calma.
Soñarte, me eleva.
En mis insomnios, a menudo etérea te presentas.
Amanecerte, me entusiasma.
Pensarte, me reconforta.
Recordarte, me anima.
Vivirte, me hace pleno.
Amarte, amarnos: todo.
Aunque a pausas, te disfruto.
¿Nada hay?
Un te quiero brevemente descrito.
No hay congoja.
Es lo que se tiene.
Es lo que hay.
Es maravilloso, no es pesar.
Se renueva en cada posible estar.
En fin.