Anagnórisis*

Nos reencontramos después de tanto y a pesar de las circunstancias cambiantes, el presente como está, ahí, intacto se encontraba el sentimiento, ese que profesé desde que nos encontramos, pero no me atreví a expresar por miedo.

Te vi tan lejana, tan fuera de mi alcance que se me hizo imposible siquiera manifestar mis sentimientos.

Pero el tiempo, ese que impasible sucede, quiso volver a reunirnos y que me atreviera para comenzar lo que debió ser continuidad.

Ahora, un nosotros.

Cuando tienes la necesidad de amar, sientes morir sino puedes hacer feliz a alguien. 

La vida no es perfecta, verdad de Perogrullo, pero es como es y se toma o no la circunstancia, para asir algo que te haga feliz.

Buscar seguridad en el amor es estúpido, no hay algo más tambaleante y vertiginoso que el amor. 

Por ponerlo así: solo Cristo camino calmo sobre las tormentosas olas; los mortales vamos a la deriva, cuidando no ser tragados y ahogados cuando amamos…o cuando no nos damos la oportunidad.

Amar es aventarse al precipicio sin protección, ni seguridad alguna, acometiendo al destino, enfrentando lo desconocido, arriesgando todo el ser sin garantías de por medio.

Así de simple, así de complejo.

Se es como se es; se está, conforme lo que se es. La naturaleza hace su trabajo; la catarsis, en parte, depende de cada uno.

Con el amor se hunde o se sale a flote en el mar de la incertidumbre. 

La victoria no es algo perpetuo, es solo un paso momentáneo día a día.

¿Nos atrevemos?

En fin.
* f. Ret. Reencuentro y reconocimiento de dos personajes a los que el tiempo y las circunstancias han separado.

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