Gracias a todos y cada uno de ustedes que han venido aquí a esta celebración de vida que es el matrimonio de mi hija Alicia con Ricardo.
También reconozco y agradezco a la mamá de su ahora esposo, quien se ha esmerado por forjar a su familia (como todos nosotros, sin manual alguno de por medio y a base de ensayo y error, con pura exquisita buena fe, como todos los que somos padres), así como también por darnos, de continuo (aunque no sea su intención, ni motivación) enseñanzas duras de vida (acerca de cómo no ser y que no hacer o dejar de hacer).
Gracias.
Es un enorme privilegio poder vivir, compartir y departir en estos momentos de alegría en que se inicia un nuevo ciclo de esperanza.
Leí que, hasta que somos padres es cuando entendemos lo que es ser hijos y cuando nos convertimos en abuelos es que comprendemos lo que es ser padres.
Hoy mi hija Alicia se casa; los aquí presentes somos testigos de sus votos y de su comienzo como familia (que inició hace varios años cuando se conocieron y luego se hicieron novios).
La vida son ciclos y son momentos que hay que disfrutar y en ocasiones también padecer (¿recuerdan la película inglesa -es una comedia- cuatro bodas y un funeral? Pues en las últimas tres semanas varios de los aquí presentes y algunos más que conocemos, han tenido lamentables fallecimientos de seres queridos; la coincidencia de vida -al fin y al cabo la muerte también es parte del ciclo de vida- es que se dieron seis funerales y ahora una boda), pero lo que refiero, al fin y al cabo, que de eso se trata, es que la vida hay que vivirla y sobre todo celebrarla que es lo que ahora gustosos hacemos.
Los consejos son malos, doblemente malos cuando no se piden pero permítanme solo sugerir (con la experiencia al respecto de casi 31 años de vida marital):
«Recuerden que el amor no es conflictos y peleas; es sanar cada herida con respeto y tolerancia.»
Espero la pasen muy bien, lo disfruten y gocen de este momento y que para mi niña y su esposo sean algo inolvidable y augurio de felicidad.
Les deseo paz, amor y prosperidad.
¡Salud!