Deliquio II

Te anhelo y te extraño.
En tu ausencia, 

iluso, 

pretendo distraer mi necesidad de saciarme de tu cuerpo y reconforto mis ansias de ti dándome a la tarea de 
escribirte,

porque es besarte con mis palabras;

de imaginarte, 

porque es abrazarte con mis pensamientos.

Y así, 

te voy sintiendo toda en mi ser, 

sin tú estar conmigo, 

de tal manera me hago a la idea de creer que sabes que estoy cerca de ti,

tanto, 

que se me revierte lo que envió en mis pensamientos y sueños para ti,

a la nada, 

en tu ausencia física, 

tan así,

que soy quien siente tu aliento 

y al viento susurro diálogos sin respuesta

para que sepas que estoy ahí, 

junto a ti, 

esperando estés aquí, 

en mí.

Pero no importa lo que haga, sigue estando el vacío de ti…

Entonces,

me concentro con más empeño para tocarte con mi corazón,

mis pensamientos,

mis palabras;

es una forma desesperada de no perder la cordura en la falta de ti.

Eres mi sustento,

soy tu apoyo.

Nos encontramos,

el uno a la otra, 

el uno en la otra:

yo en ti,

tú en mí.

No quiero perderte.

Dueles, 

estas lejos, 

no hallo forma de abrazar tu cuerpo que es lo único que no pueden hacer mis anhelos expuestos a la nada.

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