Lluéveme en tu deseo.
Mójame en tu dulces ansias.
Empápame en tu anhelo.
Que te escurras todita en mi boca, te derritas entre mis dedos y luego penetrarte con todo mi amor y denuedo, mientras me abrazas con todo tu sentimiento.
Después del hermoso estremecimiento, lánguida te poses junto a mí, en un estar tranquilo, sereno.
Y que nuestros suspiros se entrelacen en el aire como corolario del victorioso encuentro, para luego ser absorbido en el medio.
No sabía que sería así, pero ahora que te descubro si se lo que voy a hacer con toda usted.
Lluéveme en tu deseo…