Y cuándo es que será mi propio hasta aquí?
Estoy velando al abuelo paterno de mi nieto; no se porqué me sorprendió y reconozco que me pudo.
Se repiten los cíclos, se concluyen los de cada quien…
Aquí me encuentro ahora, para presentar mis respetos a quien ahora yace ya tranquilo, con independencia de lo que haya sido y vivido.
Está en paz.
En derredor del féretro los dolientes en todas formas presentes: callados, llorando, platicando unos con otros, más allá unas sonrisas -no se toman a mal, quizás celebran algo de la vida del ahora fallecido- y todos en un conjunto informe pasando el tiempo.
Pero veo que nadie medita acerca de lo que a todos llegaremos, eso no es tema.
Cada quien vive su duelo como puede.
Pero a fin de cuentas, lo que cuenta es lo que hacemos y decimos en vida; muerto, ya para qué.
Como dice el poema:
«En vida, hermano, en vida»
Y a fin de cuentas la muerte también es parte de la vida.
Amén.