Época del año que comienza con el solsticio de verano y termina con el equinoccio de otoño. En pocas palabras momento que se aprovecha para vacacionar, según cada presupuesto.
Yo tarde 17 días en volver a escribir en mi blog, porque necesitaba llenarme de anécdotas y cargar la mente con lecturas varias a fin de tener columnas a las cuales asirme para luego escribir.
Ya lo dijo el escritor Bolaño, que lo natural es leer, no escribir, y aunque solo sea un escribidor amateur, no dejo de inventariarme con vivencias y lecturas para poder tener «sustancia» a la hora de expresar mis ideas, emociones e imaginaciones con las cuales tranquilizo mi espíritu las más de las veces, aunque reconozco que otras tantas -de nuevo me refiero a Bolaño- es un proceso de desventuras y sinsabores que cuando se transita por ese trayecto uno se llega a preguntar ¿Por qué diablos ando en esto? Y la consecuente ¿Qué necesidad?
Pero bueno, entre los libros que he leído o terminado, está la tercera parte de Arrebatos Carnales de Francisco Martín Moreno, La Ciudad de los Secretos de Héctor Zagal y estoy a paciencia de mula en sendero empinado entre desfiladeros y precipicios leyendo Rayuela de Julio Cortázar (una edición conmemorativa de los 50 años de que se publicó). La verdad me encanta, aunque confieso que he regresado a diversas partes del texto una y otra vez, tomado notas, hilvanado otras más y así ando entre veredas que me imagino inconmensurables para un neófito en estos lares.
Pero también he tenido que leer diversas obras y he aprovechado para burilar (es un decir), ideas para mi tesis doctoral, la cual estaba reposando el sueño de la abulia, junto a su hermana la acedia.
Pero ya no más.
Y como no tengo cabeza para tantas cosas a la vez (soy lerdo y calmado), me temo que tendré que espaciar mis escritos en este blog, para dedicarle más tiempo a terminar la tesis. Ya tiene un gran avance de aproximadamente un 70%, pero falta terminar varios temas y sobre todo llenar huecos para que las afirmaciones tengan un sustento que las soporte.
Ni modo, así lo requiere una investigación y a eso me he de dedicar; solo me daré algunos recreos (literal, como en la escuelita), para cuando me sature, pero mi mayor atención además del trabajo y la cátedra en la Universidad (tanto en licenciatura, especialidad y maestría), será en cerrar este ciclo vital, que estoy consciente no será el sustento toral del derecho, pero si servirá para cumplir un anhelo.
En fin.