Secretos

Todos tenemos algunos.

Nadie hay tan transparente que no guarde algo, a veces vergonzoso, o incómodo, o tan que no se debe conocer por diversos motivos, que se tiene que guardar a buen recaudo para que nadie se entere.

No todos tienen que ver con cuestiones sexuales: sea de amante (singular o plural) o preferencias, sino es que hasta indignidades, pero si es un hecho que son la mayoría de los casos.

Habrá más de uno (37 millones según una noticia) que usando el internet quizo ser infiel o lo fue, y para ello se metió y usó cierto sitio para conseguirse affaires. Lo malo es que recién ha sido hackeado y se amenaza con «balconear» a los usuarios. 

Otras tantas veces, curioso por no decir lamentable, las situaciones están tan distorsionadas o alrevés que no es lo malo en el ambiente en que se vive, sino lo bueno lo que debe tenerse por secreto, como las mujeres que estudian en ciertos países, culturas o familias con creencias absurdas que les impiden hacerlo y hasta las asesinan, eso es algo en verdad indignante en pleno siglo XXI, lo que viene a corroborar que l estupidez y cerrazón no es cuestión superada por la actual civilización.

Pero regresando a los secretos culposos, nada resulta peor, ni puede más, que saberse descubierto y en ocasiones es más el hecho de ello, que lo realizado en sí, lo que lastima y tal vez lleva a la humillación, pero pocas veces al arrepentimiento.

La cuestión no es dilucidar si alguien tiene secretos, sino cuántos y de qué índole para buscarlos y encontrar cuando descubrirlos, hacerle pasar a ese alguien un pésimo momento, tal vez hecharle a perder su vida y ya, no pasa de ahí; la vida, aunque diferente, continua, nada cambia más allá de tal vez la vergüenza y deshonra, que luego será olvidada por quienes se enteran e hicieron escarnio de ello. 

En efecto, nada cambia, la vida sigue.

Y por cierto, te ahora lees esto, te has dado cuenta de ¿Cuáles son tus secretos y qué sucedería, en verdad, sí se descubrieran?

Ejercicio quizás ocioso o no; cada quien sus cuentos y recuentos…

En fin.

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