La vida se trata de ciclos.
Conforme transcurre el tiempo, se crece y se va de una etapa a otra, pero a fin de cuentas son ciclos.
No se trata de ser simplista y reducir algo tan relevante como la vida misma, a un solo concepto y ya, porque la complejidad de esta no se sintetiza en una única palabra; ello sería un contrasentido.
La vida también es un juego de probabilidades dentro de una continuidad, crecimiento, desarrollo, e ir evolucionando.
Esto es en todos los ámbitos, obvio también en lo laboral.
En este lugar, parte de la vida, es el que ahora abordo.
Ya cumplí hoy once años en PwC, ingresé como socio el primero de julio de 2004, transcurre rápido, y heme aquí en esta continuidad.
No podía pasar por alto, esta pequeña conmemoración en mi vida, porque prácticamente de los cuatro trabajos profesionales que he tenido (aclaro que no es todavía en el que más tiempo he durado) este, el de mi actualidad, ha sido quizás el más relevante por diversos factores que me han consolidado, también sin desconocer que los tres anteriores han sido base y soporte de esa consolidación.
Podría discurrir largo y profundo respecto de todos estos años, no únicamente los últimos once, sino los 21 anteriores que en conjunto suman 32 años ya, en los que ha habido de todo; pero baste con solo mencionarlo para que después de unos cuantos suspiros, pueda, hasta este momento, sonreír.
Me congratulo y a riesgo de sonar narcisista (lo que me permito por ser mi conmemoración), me abrazo efusivamente, para luego continuar optimista frente a lo que siga.