«alborada. (De albor ‘luz del alba’).
1. f. Tiempo de amanecer o rayar el día.
2. f. Música al amanecer y al aire libre para festejar a alguien.
3. f. Composición poética o musical destinada a cantar la mañana».
A iniciar el día.
Que mejor comienzo que antes que llegue la alborada, para recibirla y gustoso darle la bienvenida.
Lo que pasó ayer ya fue, aunque se continúen las consecuencias; el hecho es que cada nuevo día es un comienzo con su propia esperanza al iniciar.
Me recuerda al campo de golf: el mismo circuito siempre; los 18 hoyos tantas veces jugados una y otra vez; igual que transcurrir la vida, mismos días, mismo inicio y terminación; igual siete días con sus cinco o seis laborales y el fin de semana de descanso; pero la gracia está en como llevemos a cabo la jornada concentrándose en cada momento de ese día, y entonces maravillosamente las cosas se tornan diferentes, aunque sea exactamente el mismo entorno.
Ir paso a paso en la circunstancia que a cada uno toca, a sabiendas que si bien se puede planear y debe uno prepararse a conciencia, las situaciones varían y nos sorprenden con cuestiones inimaginables que en el momento han de resolverse, a base de lo que la experiencia ha enseñado pero también con creatividad a la vez que probando nuevas alternativas, y escuchando opiniones.
Me remití a las definiciones del diccionario de la Real Academia de la Lengua, como referente para contextualizarme. Me sorprendió las variantes que son tan llamativas pues más allá del tiempo de amanecer, de ser el alba como sinónimo, también las expresiones que se crean a partir de tan bonita palabra, tan melodiosa, tan poética.
Por eso cuando me cuesta trabajo levantarme por cansancio o por desvelarme, una de las razones que me motivan para hacerlo en forma cotidiana cuando aún está oscuro, es para poder darle la bienvenida al nuevo día que inicia con sus primeras luces que van descorriendo el telón de la noche y recibirlo con una enorme sonrisa por que llega, porque nos encontramos, porque se dio el milagro de vida y se me permite el poder verlo.
En verdad, es tan hermosa la sensación que bien vale la pena hacerlo como una muy agradable costumbre que se disfruta tanto como enriquece.
Buenos augurios, aunque se desconozcan las razones de los designios divinos, ha de traer lo que comienza.
Buenos días, nuevo día y a empezar que para luego es tarde.
En fin, más bien esta vez, en principio.