La verdad de Perogrullo: nadie nos enseña a ser padres (o madres, pero ahora toco el tema paterno, aunque necesariamente se liga con lo materno, más allá de lo natural de la procreación -que incluso puede ser tan sólo un acto accidental-).
Pues bien, para mi la paternidad representa más allá de la creación, responsabilidad; pero más aún, la posibilidad de actos infinitos de amor a través de los cuales uno puede redimirse como simple mortal.
Las madres que son padres, tan común por las madres solteras.
Los casos de padres que son madres, cada vez mas este fenómeno.
Conozco tres casos, dos por enfermedad y trastornos que sufre la madre y un tercero sencillamente porque la madre decidió irse con otra persona, que el padre ha tomado ambos roles.
Pero no es el tema de este día, sino el hecho que los hijos no vienen con instrucciones de uso, ni manuales en caso de; aunque si abundan libros de como ser padres o educar a los hijos, pero estos no cuentan.
Y en última instancia, lo importante es el día a día, ser y estar, dando batalla -es un decir- en lo cotidiano.
A escribir se aprende escribiendo; de igual manera a ser padre se aprende siéndolo… claro, a veces por más páginas que se llenen con hermosa caligrafía pero sin contenido (igual que decirse padre o aparentarlo sin en verdad serlo, esto es: apoyar, corregir, abrazar, estar, decir expresamente que se quiere a los hijos, demostrárselos, amarlos con toda plenitud de nuestro ser, tal cual la canción «No basta», de Franco de Vita), pues nada más ni como ayudar.
En fin.