Ni siquiera un algo al que asirme, más allá de mis recuerdos.
Estás ausente.
Ya casi ni te recuerdo.
Eres una serie de momentos apasionados ahora idos.
Estás en todo y sin embargo no estás presente.
Todo es vacuo.
Todo es vano.
Todo es banal.
Nada hay, nada está, nada es.
Estas tú y todo se transforma de yermo a vergel, de desierto a oasis.
Eres perfecta por ser, pero sin poder amarte ¿qué más da?
El estar en tí y calmar tus ansias, es lo que nos da vida.
Amarte es mi objetivo, llenas mi alma.
Exquisita que eres, al abrevar en tu ser pleno, tocando tu piel, sintiendo tus anhelos, conversando, besándote, mirando a partir de tus ojos bellos y de ese inicio a tu cuerpo entero, luego conectar tu ser entero, tus suspiros y deseos, tus pensamientos, tu corazón, tu conciencia, tu esencia toda para absorberte plena todita por dentro y fuera, es lo que mueve a mi ser y me hace vivir.
Pero eso no sucede; en mi espera, ya no hay siquiera esperanza.
Solo se que no estas y eso duele; no encuentro, ni en tu recuerdo, calma.
Te viví, te ame ¿para qué si ya no más?
Estar contigo, en ti, embeleza, vacío total sin ti.
Ser y estar se conjugan en absoluto en tu existencia; claro, estando a tu lado, juntos, colmando el ansia llenando tu mi vida yo lo que añoras y clamas.
No estamos, no soy.
Más allá de un alguien que transcurre sus andanzas en el yermo desierto de lo cotidiano sin ti ¿qué más hay? ¿qué mas da?
¿Cuándo nos volveremos a encontrar en el universo infinito de nuestra cama?
Suspiros sin encuentros ¿para qué? ausencia que lastima y duele, en vida mata.
¿No hay zombies en la realidad? pregúntese a cualquier amante, sin su amada, lo ha sentido si en realidad ama.
Antes era… ahora, tristeza así se llama.