Y caminando, así…
En gerundio, el acto realizado en el instante en que se da y continua en un constante presente, que paso a paso se transforma en pasado.
Transcurre lo cotidiano: un andar que se da paso a paso.
Preciso decir que el caminar no es como una acción literal; en ocasiones al estar estático, también los acontecimientos se dan, suceden y sigue el transcurrir del o de los actos.
El tiempo, los hechos siguen, caminan, se dan muy a pesar de nuestra quietud o inacción.
Es así, que en ese andar de lo cotidiano, todos nos encontramos lo queramos o no, nos demos o no cuenta, y así se pasa la vida, como lo versa el bate Manrique: «…así se viene la muerte, tan callando…».
Se me vienen los pensamientos a esa parte en mí, que soy todo yo: mi pensamiento, mi sentimiento, mi alma, mi ser entero, del que a veces estoy tan consciente y otras tanto tan desfasado, apartado, que ni parece que fuera yo, sino un mero observador externo ajeno a ese otro ser que en realidad soy yo mismo.
Yo, frente a mi otro yo, que no se distinguen y se confunden en el entorno hasta reintegrarse por fin y hacerme de nuevo uno mismo.
Esto que suena tan esotérico, no es más que un continuo desfase en mi otredad que en ocasiones está en terceros pero otras tantas solo en mí, frente a mí.
Caminando ando…
En fin.