Resulta que conforme a la teoría del Big Bang, junto con la creación el universo también se creo el tiempo y, al igual que el universo, alguna vez, tenderá a terminar, se extinguirá.

Esa cuestión, es en verdad triste. 

¿Por qué me lo parece si no lo voy a alcanzar a ver?

En verdad no lo sé, pero la idea de que suceda que termine no solo el universo sino también eso que denominamos como tiempo -concepto tan convencional, etéreo, intangible y «configurado» desde la óptica de lo humano- que siempre ha estado, desaparecerá algún día, por muy lejano que sea, hace ver que todo, por mucho que dure, es efímero y desaparecerá, sencillamente dejará de ser.

¿Entonces?

Al parecer, antes y después del Big Bang y del tiempo, la nada…

De eso, ello o lo que sea, venimos y hacia allá irremediablemente vamos.

Pero ¿qué es la nada?

Según el diccionario de la Real Academia Española, entre otras acepciones, nada: «no ser, o carencia absoluta de todo ser; ninguna cosa, negación absoluta de las cosas, a distinción de la de las personas».

Creo que es algo terrorífico per se, el solo imaginarlo, si existe posibilidad de asimilar el concepto de la no existencia, del no ser y a partir de ahí, por lo menos a mí se me crea una confusión, un vacío, una irremediable desaparición y creo que desintegrarse es aterrador. 

Sin pesimismo, no lo puede haber si no alcanzo a dimensionar siquiera este concepto, quizás tan solo porque precisamente no es, algo así como la negación del ser.

Pero no dejo de pensar y que me cause agobio y pena saber esto, aunque falten no se cuántas generaciones y siglos para que eso suceda y yo ni siquiera sea ya recuerdo de o en alguien.

Pero lo que sí es una realidad es que todos tenemos nuestra propia nada, inicio y fin y hacia allá partimos, unos antes que otros pero para allá vamos, también de manera irremediable, así que, antes del fin absoluto, habremos quienes nos adelantaremos a tal acontecimiento. 

Tal vez es eso, es decir, estar conscientes de la finitud, lo que agobia.

Mientras suceda, solo nos queda vivir, hasta que llegue a pasar lo inevitable.

Tristeza, por favor vete lejos…

En fin.