La vida tiene un sinfin de motivaciones, algunas de ellas, no lo aparentan a primera o simple vista, pero al fin y al cabo, lo son.
Resulta que, como el tango: «uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias. Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina. Uno va arrastrándose entre espinas y en su afán de dar su amor, sufre y se destroza, hasta entender que uno se ha quedao sin corazón. Precio de castigo que uno entrega, por un beso que no llega o un amor que lo engañó, vacío ya de amary de llorar tanta traición…»
Pues sí, como esa poesía hecha canción, «Uno», es que se transcurre la vida en una continua lucha en varios frentes y pareciera, a veces, que no es suficiente entregarse de pleno a algo o a alguien para que de todos modos las cosas y las personas respondan a esos nuestros afanes y hechos por los que entregamos algo más que a nosotros mismos…
Pero eso también ha de ser una motivación para continuar el camino, mientras haya vida, con o sin esperanza, pero afrontarla como viene para continuar la marcha, y quien sabe, algún día se nos de algo inesperado, que nos complazca y nos haga sentir bien.
Y si de todas formas no es así, continuar nuestro derrotero, hasta el momento que ya no más.
Definitivo, la vida ¡a vivrla!