Mi amor

Hoy me toca hablar de ella.

Es domingo, un día especial, porque es su día, tan esplendoroso y sublime como ella, aunque no haya mucho con que celebrar.

¡Qué recuerdos, de tiempos idos!

¡Qué memorias de lo vivido!

¡Qué anhelos y qué esperanzas!

Está, y eso es bueno.

Lo demás, como ha llegado, volverá o no, solo el quizás de un tal vez, sabrá; pero mientras suceda, si es que se dará, que sea bien recibido el presente domingo, el modesto festejo, la alegría que no decaiga, aunque sea manifestada tan solo con un pequeño, pero profundo y afectuoso beso.

Ha transcurrido tanto, no sabría ni por donde hacer el recuento, y lo más importante, ahí está.

Ser es existir, pero es diferente a estar y sobre todo presente; este es el caso.

¿Cuánto y cuándo será?

No lo sé, quizás lo mejor aunque saberlo, sea no pensarlo como una situación determinante que en efecto sucederá; es decir, no pensar en el fin fatal, hacerlo a un lado, apartarlo, que no negarlo, para disfrutar el presente del presente y que así sea, mientras sea.

Luego, ya vendrá el tiempo de llorar, lamentar, de la nostalgia y el recuerdo.

Vaya pues, ¡Que así sea!

Un brindis a la vida, mientras la haya.

Un brindis por ella.

En fin.

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