Transitar por escuelas de paga, me formó y de una manera muy adecuada, lo cual agradezco hoy, enormemente, a Dios, y después antes que nada a mis padres, y en algo, a las propias Instituciones, aunque soy un convencido que uno a sí mismo se forja, sin importar la escuela, claro está que si ésta es adecuada como centro educativo, las cosas pueden resultar mejor.
Como ya lo comenté, por la urgencia paterna de una mejor preparación, a la que generaciones anteriores no tuvieron acceso por falta de recursos y orfandad, fue que estudié hasta la Universidad, en colegios de paga.
Hago un paréntesis, para una reflexión: considero que hay un gran error popular al referirse a esas instituciones, mal llamadas confesionales -por quienes se catalogan como libre pensadores-
Esa afirmación maleficente, lo digo por experiencia propia, no encaja en la realidad en absoluto, y aunque pudieran darse situaciones particulares -que por supuesto existen- a partir de las cuales pretender generalizar el mito popular fomentado por trasnochados, en la narrativa de leyenda de «expiación», más bien, y lo afirmo también por experiencia propia, las escuelas particulares, de maristas primero y del Opus Dei finalmente, en las más de las veces y en no pocas ocasiones, son mucho más liberales, abiertas e inclusivas, sin ser condescendientes.
En esas instituciones, donde me forjé, respetan más a la persona que las que se precian de otras supuestas ideologías de avanzada.
Insisto, lo viví en ambos lados y se de lo que hablo.
Hasta aquí mi reflexión, la cual, será comprensible con lo que a continuación narraré.
Tuve una supuesta «excelsa iluminación», casi creí ver la parusía, al finalizar la preparatoria y ya aceptado en la Universidad Panamericana -mi amada UP- di un cambio brusco de timón, del cual luego me arrepentí.
Hable con mi padre y le dije que prefería irme a estudiar a la UNAM la carrera de Derecho.
Calló, no me dijo nada.
Mi lógica, según yo, clara y perfecta, es que estaba ya «cansado» de escuelas particulares, y, a mi parecer, la UP saldría muy costosa y él ya no estaba para pagar colegiaturas excesivas, y finalicé contundente que la preparación en la UNAM era mejor incluso que en la UP.
Simplemente me dejó ser.
Continuará…