Mi adyacencia con mi otredad…(5)

Dice la letra de una canción: «Los caminos de la vida, no son como yo esperaba, no son como imaginaba, no son como yo creí…»

Y sí, así es.

Continuo con mi relato.

Él, mi padre, su abuela paterna y su tía, le imponían algo de orden y lo educaban a su manera, incluso para darle herramientas para que fuera un hombre de bien, le compraron en abonos, con grandes esfuerzos, una máquina de escribir Remington, y a fuerza le hicieron tomar clases de mecanografía para que se defendiera en la vida, ya que los estudios no se le daban (no acabó ni primero de secundaria y en primaria había repetido dos o tres años).

Aprendió, a regañadientes, pero eso le sirvió para el futuro, además que a uno de sus tantos amigos vagos, le gustaba leer y le hizo ver que ello no era algo anormal, ni malo y que lo sacaría de aprietos, si en algo se esmeraba, en agarrarle el gusto a la lectura, además de chambear para que su «jefa» no se viera tan apretada para sacar adelante a su numerosa familia.

Ella, mi madre, su mamá (mi abuela a la que no conocí más que en fotos, porque murió tres meses antes que yo naciera) incluso tuvo que lavar ropa ajena y coser, para solventar limitadamente las necesidades básicas de los tres hijos sobrevivientes (las dos primeras hijas, güeritas y preciosas como la mamá, fallecieron siendo niñas, por diversos accidentes fatales, por lo que no les tocaron las épocas de más penurias), ante la ausencia física y desentendimiento económico del padre.

A los diez años de edad, la «prietita y feita» enfermó gravemente.

Tuvo peritonítis y después que varios médicos la desahuciaron, uno fue el aventado que la operó y le salvó la vida; estuvo varios meses en el hospital, a raíz de lo cual, no volvió a la escuela, por lo que su formación se vio truncada en quinto de primaria.

Ya más grandecita, su anhelo era estudiar para secretaria ejecutiva bilingüe, pero tuvo que conformarse con estudiar para «cultora de belleza» -estilista- porque su mamá no podía sufragar algo más.

Por cierto, en la calle, fue donde mis padres se conocieron.

Vivían a unas cuadras el uno de la otra, dentro del perímetro de la vieja Ciudad de México, queriendo ser urbe, en las postrimerías de los 40´s y a punto de estrenar la década de los 50´s

Él todavía un adolescente en bicicleta cabuleando con los cuates de la cuadra, haciendo chambas, habló con su madre para expresarle que como hombre -a los 15 años- y el mayor de los hermanos, siendo el segundo, debía ayudar en la manutención del hogar, lo cual fue un desahogo para su mamá.

A los 16 años, logró ingresar en la corporación de Policía y Tránsito del Gobierno del Distrito Federal, gracias a una falsificación de su acta de nacimiento, para que apareciera de 18 años, y por los buenos oficios un amigo de su mamá.

Empezó de policía de tránsito en los cruceros -guardo por ahí fotos de él, en esa época-

A los 19 años, se hizo motociclista de tránsito.

Como lo precisé, se conocieron en la calle, cuando ella, mi madre iba a su trabajo en un salón de belleza y él rumbo a las oficinas de Tránsito, que, en esa época, estaban en las calles del Carmen (todavía en esas instalaciones, en 1951, se grabaron las películas «ATM» y su secuela «Que te ha dado esa mujer», con Pedro Infante, Luis Aguilar, Carmen Montejo y otros más, con agentes de tránsito que luego fueron compañeros de mi papá a partir de 1952, año en que se hizo motociclista).

Se hicieron novios, duraron algunos años y luego él decidió romper la relación.

Duró tres años su noviazgo,luego estuvieron separados cuatro años, y regresaron de la manera más curiosa, según ambos me lo platicaban, cada uno su versión por separado (la cual coincidía y embonaba en casi todo. Las minucias y diferencias, eran, en mi parecer, desde la óptica subjetiva de cada uno, pero insisto en lo fundamental coincidían sus versiones), y una vez que se casaron, no se volvieron a separar -aunque tristemente si se llegaron a distanciar- durante los 41 años que duró su matrimonio, hasta que la muerte de mi padre terminó su matrimonio en abril de 1998.

Continuará…

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