Sucede de todo.

De repente me doy cuenta que así se me va transcurriendo la vida, conforme pasa vertiginosa, de hora en hora, de día en día de semana en semana, mes tras mes, y así, hasta que de repente en una parte del presente se percata uno que ha sucedido tanto y a la vez ha faltado más y quien sabe que más se puede llegar a ser y hacer, aunque no siendo una carrera de velocidad, lentamente se dan los acontecimientos grandes y pequeños, relevantes o no y luego sucederá que llegue «la muerte tan callando» como lo dijo en «Coplas a la muerte de mi padre» Manrique.

Pero no es el afán ni «tistear» ni andar «tristeando», sino únicamente hacer una breve reflexión en que los momentos sencillamente se dan y se van; tal vez nos dejan algo o no, pero de un instante a otro, todo llega y todo pasa.

Ya es sábado, ya vamos en la segunda parte de enero, y aunque se permanezca quieto hay movimiento.

Efectivamente, sucede todo y aún así, no pasa nada a pesar de que todo pasa.

No trato de hacer un juego de palabras, es que lo que me queda de reflexión es que en efecto hay que construir nuestro destino, trabajar, intentar superarnos, crecer, pero todo esto, estoy convencido es para dar, para servir, para ser especie de escalón de otros con el convencimiento de que hay que mejorar, hacer lo correcto y hacerlo bien, pensando en que lo que llevemos a cabo, debe también alcanzar a beneficiar a los demás. En caso contrario, es vano cualquier afán, y a veces, hasta la misma ayuda sirva de nada, pero no por ello, dejar de hacer lo que esté bien.

Y si, sucede todo, bueno y malo, pero hay que continuar, no distraer la atención de lo relevante, para no perder el camino.

Por eso me gustan las brújulas, metáforas de hacer lo correcto -desde mi punto de vista- de hecho tengo varias en los distintos escritorios donde laboro, para intentar no desorientarme y si lo hago, regresar a donde debo, a pesar de las circunstancias que a veces agobian o de algunas personas cuyos actos consciente o inconscientemente, son desviaciones que afectan.

En fin…