31 de diciembre de 2014

Por fin, último día del año.

Me encuentro frente al «lienzo» cavilando, es decir, pensando intencionadamente acerca de que plasmar y expresar de tal manera que me haga sentir bien.

¿Pero qué me hará sentir bien?

Tanto y tanto, sí, definitivo, ni que decir.

No puedo tener quejidos lastimeros.

Mi vida ha sido buena, aún a pesar de mi, y como lo dijo Amado Nervo: «vida nada me debes, vida estamos en paz»…hasta ahora.

Sin embargo, me sumerjo en mis pensamientos, en lo que siento, en lo que he vivido, en los recuerdos, en lo que me ha pasado y solo alcanzo, de repente, de la nada, a musitar, en un desesperado grito ahogado: «regresa…»

No se porqué me sucede que tengo presente la imagen tuya y se me disipa cualquier otra cuestión y me quedo absorto girando una y otra vez en derredor tuyo y así me transcurre el tiempo y no logro salir de mi ensimismamiento, añorando ¿Qué? si nunca hubo nada en realidad, más que construcciones en mi mente acerca de nada.

¿Dónde está la magia que de pequeño me hacía pensar que todo era posible, hasta la eternidad de los que amaba?

Nada es para siempre y todo va cambiando, momento a momento, sin que nos percatemos de ello y así se pasa el tiempo.

De repente, nos damos cuenta que estamos con más años a cuestas, pero quizá sin haber aprendido a amar en verdad y sufriendo por ello…y sucede que así vamos transcurriendo la vida en acontecimientos con los cuales entretenernos por instantes, para sobre llevar lo que nunca fue sino una quimera que dejó dolor con el cual transitar la vida con ese hueco que nos dejó lo que en realidad jamás sucedió.

En ocasiones, el extrañar a alguien, en realidad es echar de menos lo feliz que se era en esos momentos idos.

No hay siquiera un quizá que nos de esperanza, solo un recuerdo triste al cual aferrarnos, asidero que lastima pero que es lo único que nos permite estar lo más cuerdos posible para seguir bregando en la cotidianidad de la vida cuestionando el porqué, de un jamás.

Y parece que así terminaré el año, con melancolía acerca de lo que no fue.

Pero muy en el fondo sé que siempre cada día termina y comienza, como sea, uno nuevo y con ello la oportunidad, a veces aventurada ilusión, de un tal vez.

Que así sea.

En fin…

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