El “to be” de mi vida, ser y estar que oscila entre el candor de la alegría y la agonía del perpetuo miedo de no ser y no estar.
Soy un maldito romántico empedernido que a mis casi 52 años no dejo de vivir de ilusiones; me embelezo por la belleza de lo efímero y a veces, trasteo en inepcias con todo lo que me acontece o permanezco inmóvil ante lo que me ocurre, por la impotencia de no saber qué hacer o si lo que hago está mal.
En ocasiones la vida únicamente me transcurre; otras, voy sin saber a dónde y para que rumbo tomar.
Se me desvanecen de las manos aquellos mis tesoros y lo que pensé que no ocurriría o siquiera lo imaginaba, sucedió.
Tal vez de eso se trata la vida al fin y al cabo, pero que agobio irla así transitando; tanto, que a veces la propia melancolía me gana y sencillamente me ilusiono más que todo con la idea de que ya termine mi tiempo y poderme ir de esta vida. Sí, morirme para descansar.
Me siento triste y adolorido por no poder hacer algo más que evite les transcurran males a las niñas, mis hijas, que las veo viviendo con muchos errores (mistakes that suddenly may be transforming yours lifes in inadecuate form, and will go a bad situation cancelled your oportunity for take a good way; but, what is the correct life?, if I, myself don’t know what happened. It´s pretty complicate to discovery what is the correct game?).
No sé.
Me trastorno por todo y ante los acontecimientos más extraños.
Tengo miedo y no sé a dónde encaminarme.
Por Dios, estoy viviendo diferentes situaciones y abriendo diversos caminos de vida que me inquietan y crean desasosioego.
Y por mientras, suspiro, luego inhalo profundo, y regreso al cotidiano empeño.
Paso a paso, solo continuo mi camino.