Si la vida son momentos, quiero ser un instante que, en el presente, te mantenga contenta, y en tus recuerdos perdure en tu sonrisa.
No quiero ni tu indiferencia ni tu malquerencia; quiero que me quieras con cabal convicción.
Y estando tú tan ausente, solo en pensarte se me va la vida.
No porque de continuo en mi actividad diaria exclusivamente te invoque mi pensamiento, pues trabajo, como, duermo y tengo otras actividades; sin embargo, siendo la vida solo momentos que se nos quedan para ir fomándola, es a golpe de instantes en que te suspiro, que se me vierte tu esencia llenando mente, corazón y cuerpo, para sobreponerme al vacío de tu ausencia.
Por tanto, no exagero cuando te digo que se me va la vida trayéndote a mi memoria, porque me das vida, en cada instante que te pienso.
Estoy inmerso en una situación que no me gusta, porque no se dicen las cosas tal cual son y únicamente se mencionan comentarios, sin ton ni son.
A veces los blancos de la mente son diques que no quieren dejar que las imágenes fluyan para sacarlas y plasmar el sentimiento.
Son huecos que al vacío llevan, e impiden concretar con armonía una frase que salga armónica para hilar conceptos que al leerlos dejen algo, y nada más queda papel en blanco, con espacio que deja ver la ausencia de sentimiento y razón.