Hay veces en que la odisea no está tanto en el viaje, ni en lo que le sucedió a la viajera, inmersa en el acontecer de lo que se deriva del mismo, sino en lo que pasa, mientras tanto, fuera de lo que en él transcurre a los demás, a los que se quedan esperando…
De ahí, que todos esos sentimientos agolpados, esperando el regreso, se desbordaron en ese diario que escribí, sentimiento puro a veces sin ilación.
Releerlo, para ahora publicarlo, me renovó.
No cabe duda, recordar es volver a vivir, pero hay que seguir viviendo para tener remembranzas que escribir.